Cuenta la historia que un antropólogo puso una canasta llena de frutas cercanas a un árbol y le propuso a un grupo de niños de una tribu africana un juego: aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Al dar la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos hacia la cesta disfrutando de las frutas. Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
La filosofía africana del Ubuntu nos invita a no sólo mirarNOS a nosotros mismos sino a ver a nuestro alrededor para que nuestra comunidad aprenda y crezca.
Este nuevo paradigma nos desafió a salir de nuestra zona de seguridad, de lo conocido, pero también nos mostró dos certezas. Una de ellas es este UBUNTU, Soy porque somos. La importancia de trabajar en comunidad sabiendo que juntos llegamos mucho más lejos y que los vínculos nos sostienen. Y la enorme capacidad que tenemos como seres humanos de adaptarnos , permitiendo con esa flexibilidad vivir en este mundo VICA.
Y haciendo foco en la educación creemos que la nueva escuela debe ser líquida, como el agua, capaz de adaptarse al recipiente que la contenga. La esencia de la escuela es la misma pero ésta deberá mirar su contexto, su comunidad para adaptarse y así brindar lo que necesita.
Una escuela sin sabor predeterminado ,para que en base a esa comunidad pueda saborizarla trayendo a su cultura aquello que potencia a la comunidad. Y finalmente cristalina y transparente donde exista una coherencia entre los valores y su hacer cotidiano. Y así podremos conformar escuelas que sean gotas pero cómo decía la Madre Teresa: a veces sentimos que los que hacemos es una gota en el mar, pero ese mar sería menos si le faltara una gota.
El gran desafío del nuevo siglo es transformarnos en escuelas que aprenden. Una escuela que aprende lo hace desde la agilidad, adaptándose a los cambios. Se plantea metas pequeñas, pasos cortos, pero con una visión a largo plazo. Estas metas se co-construyen con el equipo para lograr la motivación y el engagement. El individualismo, donde cada uno es un compartimento estanco trabajando aisladamente, da paso a la individualidad donde el aporte personal potencia a la comunidad. El fracaso es parte de la cultura desde donde podemos mejorar y lograr aún éxitos mayores. Se genera un Ethos comunitario, una forma de ser y hacer, de vivir en comunidad.
Una escuela que aprende desarrolla una cultura de aprendizaje y esta genera innumerables beneficios para la comunidad en su totalidad. Mejora el clima institucional ya que cada uno percibe que es escuchado, que su trabajo colabora en aportar valor , se genera una mejora educativa basada en la colaboración entre pares y el desarrollo personal. La escuela pasa a ser un ámbito de aprendizaje para todos los actores del sistema. Las responsabilidades compartidas reducen el estrés laboral y las tareas en conjunto promueven el comportamiento social desarrollando bienestar.
Para lograr comunidades que aprenden debemos trabajar sobre los objetivos de la institución, trabajar sobre una visión compartida. El líder será el que setee el tono, el que genere el contexto para que los aprendizajes y la colaboración ocurran. Sin olvidar el UBUNTU: “Yo soy porque nosotros somos.”
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